las del anarquista Salvador Puig Antich (gritábamos "Puig, Puig, Puig solidarité!),
en contra del golpe chileno, la Revolución de los Claveles portuguesa... Allí podías participar en las manifestaciones sin temor a que te dispararan, aunque ello no quiere decir que no hubiera descargas policiales.
Al volver aquí, la que más me impresionó fue una que se hizo después de los asesinatos del 3 de marzo.
Se celebró una misa en la parroquia de Portugalete; el exterior estaba abarrotado de gente que no cabía dentro. Se fue andando desde Portugalete a Baracaldo. Muchos obreros iban con buzo, con su ropa de trabajo, otros mejor vestidos, todos en bloque, hombro con hombro. Recuerdo que llegamos a Simon Drogas, el barrio que está antes de entrar en Baracaldo; en la parte derecha, abajo, en las instalaciones de AHV había gente trabajando; algunos obreros que iban en la manifestación empezaron a echarles piedras y gritarles:
-¡Esquiroles! ¡Esquiroles!
-Ellos respondieron: "Que no somos esquiroles, que somos de mantenimiento"
-¿De mantenimiento de quién? ¡Esquiroles!
Se continuó adelante, y al llegar hacia la Plaza de los Fueron de Baracaldo "los grises", que estaban esperando, empezaron a cargar, a disparar pelotas, botes de humo, que impedian ver. Todos corríamos, procurando que no nos atraparan. Toda la emoción, toda la fuerza que viví durante el recorrido de la manifestación por la margen izquierda, sentí que se desvanecía como el humo.
Campanades a morts
fan un crit per la guerra
dels tres fills que han perdut
les tres campanes negres.
I el poble es recull
quan el lament s'acosta,
ja són tres penes més
que hem de dur a la memòria.
Campanades a morts
per les tres boques closes,
ai d'aquell trobador
que oblidés les tres notes!
Assassins de raons, de vides,
que mai no tingueu repòs en cap dels vostres dies
i que en la mort us persegueixin les nostres memòries.
Campanades a morts
fan un crit per la guerra
dels tres fills que han perdut
les tres campanes negres.
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