Desde que volví a Hondarribia, el día Santo Tomás lo he disfrutado en Donostia, y siempre he procurado acercarme ese día a la feria. He comprobado que ha cambiado bastante. En el Boulevard ya no hay puestos; este año he visto pocos espantapájaros, el año anterior me pareció que hubo más. Ya se que en una calle cercana estaban los puestos de artesanía, pero he encontrado un Boulevard triste.
En la Plaza de la Constitución, pocos puestos de frutas y verduras, pero cada vez más gente, sobre todo gente joven –algunos muy jóvenes para beber de aquellas maneras–.
Por el suelo botellas de cristal y basura. En algunas esquinas había recipientes de basura, pero insuficientes. Sabiendo lo que ocurre ese día, ¿por qué no ponen más?
Lo que no faltó fue el buen humor y la buena predisposición de los jóvenes para que les hiciera fotos.
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